Entretenimiento de masas
Las grandes revoluciones técnicas de la época comienzan a integrarse en el mundo del entretenimiento. La electricidad por ejemplo es la reina de la exposición de 1900 en París con la creación del Palacio de la Electricidad y sus fuentes luminosas. Este nuevo invento transforma las ciudades y la vida de sus habitantes. Permite disfrutar más horas de la ciudad y diversifica la diversión.
La cultura de masas es sobre todo una cultura visual. Durante las Exposiciones Universales se organizan: fuegos de artificio, corridas de toros, rodeos, panoramas, dioramas o reproducciones de ciudades, entre otros entretenimientos. Además se programan numerosos desfiles, conciertos y obras de teatro. Es también la época de la aparición de los más famosos cabarets en Paris como el Moulin Rouge, el Lapin Agile o el Folies Bèrgere, que amenizan las noches de ricos y pobres.
Es también la época en la que aparece la prensa de masas. Los ciudadanos se juntan en las calles o en los cafés para leer y comentar el periódico del día. No solo es el nacimiento del periodismo tal y como lo conocemos hoy en día, también supone un punto de inflexión en la vida de los ciudadanos de las ciudades que por primera vez tienen acceso de forma masiva a la información y se convierten en sujetos críticos con opinión propia.
Dentro de estos diarios uno de los elementos más representativos y apreciados por los lectores de la época eran los folletines, historias que se publicaban cada día en la parte de abajo del periódico y que mantenían enganchadas con sus intrigas a miles de personas. Muchos escritores presentaron algunas de sus más famosas novelas de esta manera, entre ellos: Alexandre Dumas, Victor Hugo, Honoré Balzac, Gustave Flaubert, Charles Dickens, Leon Tolstoy o Benito Pérez Galdós.
Por último, no hay que olvidar, que durante esos años del cambio de siglo aparece el que será el entretenimiento por excelencia del siglo XX: el cine. La primera proyección cinematográfica pública la realizan los hermanos Lumière en 1985 en París y pronto su éxito se traslada a Europa y Estados Unidos. Sin embargo en estos primeros momentos las proyecciones muestran escenas cortas, sin montaje e historia.
George Méliès sería el primero en aprovechar verdaderamente las posibilidades del cine usándolo para el entretenimiento y el espectáculo en comparación con el carácter meramente documental de las proyecciones de los hermanos Lumière. Su película más conocida Viaje a la luna de 1902 es una prueba evidente de la creatividad y el talento de Méliès para contar historias.
Mónica Luengo Montero
Es también la época en la que aparece la prensa de masas. Los ciudadanos se juntan en las calles o en los cafés para leer y comentar el periódico del día. No solo es el nacimiento del periodismo tal y como lo conocemos hoy en día, también supone un punto de inflexión en la vida de los ciudadanos de las ciudades que por primera vez tienen acceso de forma masiva a la información y se convierten en sujetos críticos con opinión propia.
Dentro de estos diarios uno de los elementos más representativos y apreciados por los lectores de la época eran los folletines, historias que se publicaban cada día en la parte de abajo del periódico y que mantenían enganchadas con sus intrigas a miles de personas. Muchos escritores presentaron algunas de sus más famosas novelas de esta manera, entre ellos: Alexandre Dumas, Victor Hugo, Honoré Balzac, Gustave Flaubert, Charles Dickens, Leon Tolstoy o Benito Pérez Galdós.
Por último, no hay que olvidar, que durante esos años del cambio de siglo aparece el que será el entretenimiento por excelencia del siglo XX: el cine. La primera proyección cinematográfica pública la realizan los hermanos Lumière en 1985 en París y pronto su éxito se traslada a Europa y Estados Unidos. Sin embargo en estos primeros momentos las proyecciones muestran escenas cortas, sin montaje e historia.
George Méliès sería el primero en aprovechar verdaderamente las posibilidades del cine usándolo para el entretenimiento y el espectáculo en comparación con el carácter meramente documental de las proyecciones de los hermanos Lumière. Su película más conocida Viaje a la luna de 1902 es una prueba evidente de la creatividad y el talento de Méliès para contar historias.
Mónica Luengo Montero